Mi Experiencia en la Bienal “Oaxaca-Carteles por Ayotzinapa».

Durante mi etapa como estudiante, tuve el honor de participar en una convocatoria internacional organizada por el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca y el Patronato Pro Defensa y Conservación del Patrimonio Natural y Cultural de Oaxaca. Esta convocatoria tuvo como propósito sensibilizar a través del arte sobre la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, un tema que sigue generando profundo dolor y reflexión en la sociedad mexicana y global. El concurso atrajo más de 700 propuestas de distintos países, lo que lo convirtió en un espacio de diálogo y expresión artística a nivel internacional.
Mi trabajo, una pieza diseñada con la intención de cuestionar la incertidumbre y la falta de respuestas en torno al caso, fue seleccionado entre los primeros lugares. En mi cartel, decidí reproducir 43 siluetas en diferentes posiciones y acompañarlas con la frase “¿43 muertos o desaparecidos?”. El objetivo era generar una reflexión sobre la confusión y la injusticia que rodean este suceso, permitiendo que el espectador se conectara emocionalmente con la obra y con la tragedia que representa. La elección de las siluetas vacías fue un recurso visual que buscaba transmitir la ausencia y el silencio ensordecedor que acompaña a los desaparecidos.

El reconocimiento de mi trabajo fue una experiencia profundamente gratificante, no solo a nivel personal sino también profesional. Mi cartel fue expuesto en la bienal «Oaxaca-Carteles por Ayotzinapa», una muestra que tuvo lugar en el Museo Memoria y Tolerancia, uno de los espacios más emblemáticos de la Ciudad de México para la reflexión sobre los derechos humanos. La inauguración de la exposición estuvo a cargo del reconocido artista Francisco Toledo, una figura clave en el ámbito del arte en México y un firme defensor de causas sociales a través de su obra.
Este logro representa un punto culminante en mi carrera como diseñador, ya que me permitió demostrar el poder del diseño como herramienta para el cambio social. El proceso creativo fue una combinación de mis aprendizajes como estudiante en la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP) y mi deseo de contribuir a causas que realmente importan. La propuesta que presenté formó parte de la asignatura «Diseño para la Comunicación Social», impartida por el catedrático Alejandro Brizuela, quien nos alentó a utilizar nuestras habilidades de diseño para abordar problemáticas sociales relevantes y generar conciencia en la sociedad.
Ser seleccionado entre los primeros lugares en un concurso de este calibre me hizo reflexionar sobre la importancia de utilizar el diseño con un propósito. A menudo, el diseño gráfico se percibe solo como una herramienta estética, pero en esta experiencia pude constatar su capacidad para transmitir mensajes poderosos que tocan el alma de las personas. El diseño de información, especialmente cuando se trata de temas tan delicados como la desaparición forzada, tiene el poder de sensibilizar, educar y movilizar a las personas hacia la acción.

Además de México, países como Irán, Polonia, Francia, Alemania, Portugal, Canadá, Cuba, Chile y Argentina también participaron en esta convocatoria. Entre los ganadores, junto con mi trabajo, estuvieron propuestas de diseñadores internacionales como los iraníes Seyed Abbas Mirqeisari y Sahar Jalayer, el libanés Studio Zumra, la griega Lila Skanavi y la española Laia Jou. Los carteles ganadores fueron seleccionados por un jurado compuesto por destacadas figuras del diseño y el arte, como el diseñador Bernardo Recamier y el artista Pablo Rulfo. Compartir espacio con artistas de esta talla fue una experiencia invaluable que enriqueció mi visión sobre el alcance global que puede tener el diseño.
Este reconocimiento no solo fue un paso importante en mi carrera, sino también una lección de responsabilidad como diseñador. Creo firmemente que el diseño debe ir más allá de lo visual y estético; debe ser una herramienta para generar conciencia, desafiar la indiferencia y provocar una reacción en quienes lo observan. Proyectos como este refuerzan mi convicción de que el arte y el diseño pueden, y deben, desempeñar un papel activo en la transformación de la sociedad.
Para mí, participar en la exposición “Oaxaca-Carteles por Ayotzinapa” fue una oportunidad única de conectar mi pasión por el diseño con una causa profundamente significativa. Este proyecto me permitió aportar mi granito de arena en la búsqueda de justicia y memoria para los 43 estudiantes desaparecidos, y fue un recordatorio de que, como diseñadores, siempre tenemos el poder de influir y dejar una marca en el mundo.


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